Lo que pido a la vida
no es ya que se cumplan
mis sueños de antes,
que me entregue los deseos
cumplidos de otros años,
porque al fin he aprendido
que los sueños son igual
que las alas de una mariposa
y cuando son tocados
por el hombre se deshacen.
Un sueño al cumplirse
es algo que ya no ayuda
a volar, por eso
lo que pido ahora es ese sueño
que al rozarlo se parta
en otros sueños y que brille
muy lejos de mis manos
como una honda
que en el agua se extiende
hacia todos los confines.
Aunque sé muy bien
que esta ilusión
es más difícil de alcanzar
que los sueños cumplidos,
porque exige una fe
tan antigua como los viejos
sueños del hombre.
Lo que pido, en suma,
es un poco de esperanza,
esa forma tan modesta
de ser feliz sin pretenderlo.
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