Provocar tu lluvia. Sólo lluvia.
Disolverte como una
sabrosa golosina en mi boca.
Mojarme las palabras
que escriba allá en tu piel
de inigualable triángulo.
Y así, lentamente,
darte verbos. Sólo verbos.
Atraparte en mis redes
y beberme tus gacelas
hasta que tiemble
la noche en mi lengua.
Beberte. Beberte toda.
Que se abra el poema
entre mis labios
en tus labios tan sin versos
cuando no escribo en ellos.
Es el día de la pasión,
el momento perfecto
para este regalo.
Insistir sin descanso
hasta que te deshagas.
Como un vértigo.
Como un poema de amor.
Como un día de lluvia
sin paraguas
para que se mezclen
mis estrofas con tu agua.
Y abrazarte porque eres
poesía de humedad
y agua para un poema.
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