Nadie te conoce
como yo,
nadie sabe de tu fragilidad
no saben cómo
dispones la risa,
no saben cómo
dispones la risa,
moderas el hambre,
controlas el celo,
controlas el celo,
abres a la tierra
la voracidad de la carne...
Desconocen con exactitud
la voracidad de la carne...
Desconocen con exactitud
si serías la primera
o la última en beber
del vaso enemigo
porque tras lo inesperado
porque tras lo inesperado
de un mundo de ciegos
mirando el mar,
está nuestra habitación,
está nuestra habitación,
la ropa sucia,
o tu dolor del alma...
Y que rujas como una fiera
Y que rujas como una fiera
que se defiende boca arriba
no sugiere nada
sobre el corazón tierno
sobre el bonsái soleado
que esparce el musgo
después de que florezca
no sugiere nada
sobre el corazón tierno
sobre el bonsái soleado
que esparce el musgo
después de que florezca
la catástrofe.
En suma, que nadie
sabe como yo
la vida en que sueñas,
mueres y renaces
cada día...
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