domingo, 27 de septiembre de 2015

LA REVOLUCIÓN PENDIENTE






Cuando la realidad
se empeña en abismarse,
y el presente amenaza
con ahogarnos,
hay que centrarse en el momento.
Debemos ralentizar
el tiempo cuando es bueno
y aprender a apreciar
todo aquello que el azar
nos regala cada día,
unos dones que solemos obviar.
Ejemplos hay a montones,
como el amor de la gente
que nos quiere bien,
la salud si la tenemos,
un libro, un paseo, una caricia,
un coqueteo, un beso,
una conversación,
un atardecer iluminando el cielo,
las risas de los niños,
el lametazo de un perro...
Y no olvidemos la poesía,
una excelente arma
para combatir el horro,
como lo son los momentos
de felicidad si somos capaces
de sentir gratitud
por la oportunidad de vivirlos.
Cada instante
de emoción y hermosura
es un tesoro para guardar
en el cofre del corazón,
un modesto chispazo de luz
que ha de iluminar el mundo:
Nuestra revolución pendiente.





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