lunes, 3 de agosto de 2015

RUTINA DE DOMINGO






Como cada mañana
de domingo en vacaciones
vas al quiosco más próximo
a comprar la prensa.
Es un acto instintivo,
que forma parte
de la rutina de ese día,
es como el martillito
que te golpea la rodilla
y la mueves sin pensar.
Luego te sientas a desayunar
ojeando el diario,
te sirven un chocolate
con unas gotas de sangre
y cadáveres como churros
espolvoreados con una
buena dosis de pólvora.
Pareces tan relajado,
ellos muriendo y tú tan lejos,
ellos sin pan y tú con gafas,
ellos sangrando y tú bajo
el leve sol de la mañana.
Es domingo de verano
y son las 10 de la mañana,
todas las señales son nefastas
pero te sientes feliz
a pesar de que todos los muertos
de las fotos  parecen conocidos.
Y es que también ellos
han pasado a formar parte
de la rutina sin que te des cuenta.
Sigues pasando páginas
mientras te alimentas
y en el apartado del tiempo
se anuncian lágrimas fuertes
y marejadas peligrosas
para náufragos jóvenes.
De repente, notas como que
algo te sienta mal,
quizás hoy ha habido
más muertos que de costumbre.
Mala señal. Algo raro está pasando
a pesar del verano, el sol y la playa.
Todo se mueve alrededor
del último churro en el plato,
tal vez los cadáveres
no estaban bien hechos,
quizás la sangre del chocolate
estaba infectada
o caducada la pólvora.
La hostelería ya no es la que era,
da lo mismo lo que comas
da lo mismo las noticias que leas...
No vengo más, piensas de pronto,
no compro más la prensa,
sólo leeré las noticias agradables.
Pobre de ti si piensas
que ese muro que vas a levantar
te salvará de los males del mundo.






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