miércoles, 1 de julio de 2015

TU NOMBRE, LIBERTAD







Hoy me han secuestrado tu nombre,
el que se había instalado en mí
desde hace un montón de años,
dando razón a la mejor de las razones
para afrontar una existencia digna.
Me dicen que he de dejar
de rendirte cuentas,
que la vida pasa y no importan las palabras,
y desde esta mañana me prohíben
volver a pronunciarte y ejercerte.
Quieren que el silencio lo llene todo,
que nadie grite tu nombre en la calle
y así poder reírse a gusto sin tener
que dar explicaciones de nada.
Es solo una palabra, pienso,
y entonces busco entre mis recuerdos,
y se me escapa el llanto, y no debo,
es solo una palabra, reflexiono,
pero luego miro hacia atrás
y el recuento de sangre y sufrimiento
que ha costado imprimir tu nombre
en los horizontes hace que el corazón
me dé un vuelco repleto de rabia.
De adolescente aprendí
a unir tus sílabas con el pegamento
de las convicciones profundas
y pensaba que no iban a regresar
los tiempos del temor a disfrutarte.
Aprendí tu nombre cuando mi mundo
era un lugar sin derechos
y había crecido sin conocer otro escenario,
pero arraigaste en mi cuerpo
y ahora intentan borrar lo que significas
como si estuviera escrito con mala caligrafía,
como si ya no valiera,
como si se hubiera agotado.
Hay palabras que jamás deben dejar
de estar impresas en el horizonte humano,
eso es una convicción irrenunciable,
la palabra libertad nos da la vida
y ninguna autoridad tiene derecho
a borrarla de nuestro diccionario.





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