miércoles, 15 de julio de 2015

A VECES TIENE MI MAR






A veces tiene mi mar
un gris enfurecido
azotado por las olas
de día oscuro por dentro,
ese gris atormentado
que parece rebelarse
ante el mal que le causamos.
Me gusta entonces sentarme
a mirarlo justo enfrente,
y tratar, a duras penas,
de entender el mensaje
implícito en su actitud.
Otras veces me sorprende
con su azul en calma,
tan deslumbrante y eterno,
tan estático y sosegado
mientras alguien pronuncia
la frase tantas veces repetida:
Como un plato, dice,
Convengo, entonces,
en mezclarlo con mi azul
tan particular, atlántico,
indefinido, desocupado,
tan nostálgico y absurdo,
tan ignorante y sabio
al tiempo que del viento
terminó aprendiendo
a buscar soluciones
escondido tras las rocas
de la playa que le hostiga,
para llevarlo a la brisa
que me acaricia la cara.
Así atardece en mi mar
y amerizan mis tardes
entre rompientes y gaviotas.





No hay comentarios: