jueves, 11 de junio de 2015

TRAMPAS






Me gusta hacer trampas
cuando juego,
pero trampas para perder:
Esconder un as
bajo los sueños, por ejemplo.
O arrojar al olvido
la mano ganadora
con un gesto de magnanimidad.
Resulta tentador el gesto
del vencedor cuando abandonas,
la palmada condescendiente
por la espalda,
el hilo de ternura
destilado en la mirada
triunfante del que ignora
el precio de su triunfo... 
Sí, me gusta
hacer trampas para perder,
es mi táctica preferida
para andar por la vida
y me va bien con ella,
incluso he alcanzado
un cierto prestigio
en los casinos de las relaciones.
Es el no va más. 
Lo pone en la solapa
del instructivo Manual sobre
Ludopatía de los Sentimientos
que he ido escribiendo
poquito a poco
a lo largo de mi existencia: 
En el azaroso juego de la vida,
todo vale excepto ganar
porque te dejas demasiadas
cosas importantes
                                de ti mismo en la victoria.                                         





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