sábado, 6 de junio de 2015

LOCO





Me llamaron loco
porque me hice mayor
de tanto ir a beber
lo humano en los versos del poeta,
me llamaron loco
porque aprendí a gozar
sin importarme la feroz
dentellada de la culpa,
ni la estulticia del remordimiento
o las trampas eternas del dolor.
Me llamaron loco
porque tengo en el pecho
una paloma a la que no dejaré
morir en nombre de la paz.
Me llamaron loco
cuando supe que el amor
tocaba en las puertas del alma
y cuando vislumbro
que el deseo nos convoca
en un cuadrilátero de luz,
o en una página en blanco
en que la desboco
los caballos de un poema.
Me llamaron loco
porque me burlo de los dioses
y mato siempre que puedo
a la locura feroz de lo habitable,
incluso me llamaron loco
cuando aprendí a despreciar
los becerros de oro de este mundo
yo, empecinado, terco,
eternamente encandilado
por luminarias idealistas,
como es la sana costumbre
en mi reino de gaviotas.





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