martes, 23 de junio de 2015

GIRASOLES





Un día, aquél pintor
medio loco al que le
falta una oreja
decide cruzar
el viejo puente de piedra
en dirección al mercado.
Una vez allí,
se dirige sin dudarlo
al puesto de flores
y pide por favor
un ramo de girasoles
porque siempre ha sentido
debilidad por lo amarillo.
La florista nota
lo interesado que está
su cliente por la compra
en realidad Van Gogh
piensa en cómo
lo va a reproducir
con su pintura.
Lo que siente en el puesto
ante aquella muestra
de la variedad floral
que enriquece el mundo
es una exuberante
apertura a toda fecundidad.
Cuando regresa a casa,
con su tesoro en las manos,
un cisne alza el vuelo
desde el lecho del río
y una porción de luz
impacta en el pintor,
que la recibe
con una sacudida de placer,
como si fuese el muslo
abierto de una amante,
una magnificencia
que su sensibilidad
intenta asimilar
antes de cruzar de nuevo
el puente de piedra
en pos de la inmortalidad.




No hay comentarios: