viernes, 26 de junio de 2015

EL DÍA DEL FIN DEL MUNDO






Se despertaron el día del fin del mundo
y se dieron las buenos días
desde su respectivo lado de la cama,
tomaron por turnos una ducha
y una vez vestidos
desayunaron algo ligero y equilibrado
mientras conversaban sobre
las novedades del día
y hacían planes de futuro.
Luego partieron a sus quehaceres
cada uno por su lado,
un sol mañanero de comienzos de verano
espléndido y luminoso, los recibió
mientras se despedían
con un leve beso de gesto mecánico.
Fue una jornada de lo más normal:
La máquina del café estropeada,
el flamante coche nuevo
de un compañero de trabajo,
los comentarios sobre la última
jornada deportiva
y las corruptelas políticas...
La noche del fin del mundo,
después de pasar un par de horas
frente al televisor, se fueron a dormir.
Estaban cansados y al día siguiente
ambos tendrían que madrugar
para llegar a tiempo como cada día
y no perderse aquél fin del mundo
que no parecía acabar nunca.







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