lunes, 29 de junio de 2015

BRAZOS ABIERTOS







Esta isla siempre ha tenido
los brazos abiertos
para los que llegan
desde todos los olvidos
en busca de más luz.
Y se muestra generosa
para que de sus pieles
ya sean blancas o negras
vayan brotando
ramas prodigiosas
que en silencio
ofrendan frutos
de excelencia y sabor.
Casi sin darnos cuenta
nos vemos repletos
de acentos diferentes
mientras las raíces
embellecen la hora de las barcas
en las noches de verano,
que se adormecen felices
entre algas y faros.
Se quedan en Tenerife
regocijados con la luz
del conocimiento
que nació y se alzó
de un mar isleño
que siempre fue
encrucijada de continentes.
O por sus muchas otras luces:
las de oro encendido
y las de húmedo verdor.
O porque es en definitiva
la luz de todos los azules
que deciden vivir juntos
en armonía y paz.





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