domingo, 29 de marzo de 2015

NACÍ EN UN TIEMPO






Nací en un tiempo gris
y en un lúgubre país
en el que las cosas bellas
estaban prohibidas
donde pecado era el nombre
que le daban al amor
y el miedo permanecía vivo
como consecuencia inevitable
del estado de cosas
que durante tantos años
fueron la normalidad
de las más crudas tinieblas.
Nací en un país dolorido
donde vestir de negro
era casi siempre
el reflejo del alma
y en el que no servían de nada
los nombres de las cosas
porque la mayoría
estaban prohibidas
o eran obligatorias,
como levantar el brazo
con la mano extendida
y jamás cerrar el puño
porque te lo podían cortar
para que los brazos
no pudieran abrazar
ni las manos hacer una caricia.
Nací en un país lamentable
donde los niños hacían
manualidades en la escuela
y las niñas bordaban
para prepararse y aceptar
mansamente un futuro
donde las ideas no desbordaran
el límite preciso impuesto
a la mujer virgen o madre
y si fuera posible, las dos cosas.
Nací en un tiempo repugnante
repleto de falsedades
donde aprendí a abjurar
para siempre del término
Patria desde que asimilé
que miles de muertos
velaban al borde de los caminos
el cadáver de los supervivientes.







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