viernes, 27 de marzo de 2015

EL PERRO EN MI MIRADA





El perro que habita
en mi mirada
no cree en dios
desconoce esa rareza
aunque se pase
la noche con los ojos
clavados
en la inmensa oscuridad.
La vida dibuja a veces
sus cuchillos
en los ojos de mi perro
y él no se da cuenta
de que en todo lo que toca
su mirada va entonces dejando
puñaladas infinitas.
Su boca no conoce
las palabras cuando
esa melodía sucesiva
que se cae de la lengua 
no sabe
nombrarlas para sí
no sabe quedarse
repitiendo las cosas
más amadas
en la inmensa oscuridad.
Pero consigo calmarlo
para que siga leyendo a Whitman
y sepa del hombre
celebrándose a sí mismo.
Este perro que hoy describo
entierra sus huesos
en mi boca
y después gira el condenado
mordiéndose la cola
pero lo cierto es que lo amo
y no podría vivir sin él
aunque quisiera.






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