sábado, 24 de enero de 2015

ISLA






No puedo saber
lo que significa para otros
este paisaje,
pero es mi patria,  
una pequeña isla
abrazada al fuego y el mar
donde mi vida transcurre.
Crecí en ella
como una tierna rama
del tronco de un árbol,
y espero ver mi cuerpo
fundirse con ella un día.
Esto es mi casa
y si alguna vez
a mis pies se arrodilla
un arbusto
me identifico con su flor
y sé lo que significa
en las tardes ese dolor rojo
que muere sobre el horizonte.
No los verás si intentas
hacerte una idea
sobre un mapa
de lo que mi isla significa
no verás los saltamontes,
los pueblos, aquella torre,
la gente que tiembla
y trabaja por lo suyo,
los bosques del terciario,
los viñedos y las tumbas
donde las madres
han llorado las tragedias
que hemos soportado.
Probablemente este pueblo
también sea culpable,
pero menos que otros
porque hemos sabido
construir una cultura
que acepta a todo
el que de afuera venga
si es con la razón madura,
la misma que queremos
que alumbre a nuestros hijos
y los proteja de los sótanos
oscuros de lo injusto.
Pretendemos que así
comience cada día,
dejando que nos cubran
las alas del amanecer
y con nuestro padre volcán
que pretende protegernos
incluso de la mala hierba
que también tenemos,
siempre vigilante en su ternura.




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