jueves, 6 de noviembre de 2014

MUY ADENTRO






Afuera la indignidad
vierte veneno
la flor esconde
su jardín entre los pétalos
la tarde se da prisa
por esconder
los ámbitos entre jornadas.

Pero adentro
el techo precipita una caricia,
la mujer asume su sonrisa
el vientre purifica
la humedad del deseo
que el hombre fragua.

Los pechos laten
se desdoblan respirando l
o que saben y presienten
se pregunta y se responde
un mismo gesto
que no palpita,
sino arde a golpe y trueno.

Adentro es distinto
las caricias tienen alas,
y el aliento se dispara
entre los besos.
Una mano le habla
a la piel que la recibe
otra le desata
las cadenas del día a día.

Un ser humano susurra
y otro escucha
con los ojos entornados
o distorsiona
una plegaria de placeres
en la luna.

Y hay silencios cómplices
mientras se rompe
la asaz rutina
los dolores se marchan
diluidos en verdades
y el cuerpo viste
como nunca un traje
bordado en placeres.

Y mientras afuera,
sigue un mundo tan friable,
tan voluble, tan distante
que nos persigue con malicia
o apunta fuerte
a esa herida que no sana,
y trepa alto los cobijos
que aún sangran…

Muy adentro vibra algo,
tan ardientemente vivo
tan patente y deseado
que jamás podrá ser
objeto de derrota
ni carne de cañón
para un concepto de moral
que condena el gozo
y donde lo limpio es ultrajado.








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