jueves, 27 de noviembre de 2014

AL SEÑOR PRESIDENTE






Buenos días Presidente,
lo primero es despejarle
cualquier indicio de duda
porque esto no es un poema.
Las musas no entenderían
que gastase una porción
de los escasos dones
que me dispensan
si no fuera para mostrarle
todo nuestro desprecio
a alguien que a su vez
maltrata la cultura
como hacen usted
y ese nefasto ministro
que nos obliga a soportar.
Una pregunta me escuece
en la yema de los dedos:
¿cómo se encuentra hoy
su conciencia tan exenta
de doctrinas e ideales
donde el pueblo es soberano?
Supongo que alguna vez
a resguardo como está
en su palacete
o tras el plasma que tanto
parece gustarle
se preguntará usted
si aún persiste la honradez
o a qué hora recogen
la basura que el Consejo
de Ministros germina.
Cuidado Presidente
le advierto que no es
tan buen negocio
su manera de confundir
y despreciar a ese señor
que camina por la acera,
en esta cáustica
pero a la vez gozosa vida
el planeta no va a dejar
de inclinar su eje
hacia los que usted humilla.
Y le aviso que estamos
a punto de desbocarnos
como fuego lúcido de siglos
para cubrir de lava
todas sus impúdicas miserias.








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