El silencio ha llamado
varias veces
a las puertas de mi alma,
de vez en cuando vuelve
para hacerme llegar
el murmullo
de todos los mares
que aún no he visto
y el lastre de las palabras
escritas en la bitácora del tiempo…
Hay un silencio
que me sube por la espalda
recordando la caricia primera
en la pleamar de la adolescencia.
Otros silencios
llegaron más tarde
sembrando preguntas
en las grietas del amor roto.
Y durante mucho tiempo
el silencio se hizo eco
rebotando en las paredes
de un hogar no compartido
y en poemas viejos
que negaban el amor,
se expandió casi
como una marejada
donde el corazón perdió
de vista el horizonte...
Pero hoy por fin
el silencio ha sido desahuciado
y desde todos mis rincones
se oye cantar al mar
que comparte conmigo
la sirena de mi existencia.
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