jueves, 18 de septiembre de 2014

¿SEGUIR?




¿Debo seguir escribiendo
incluso cuando parece
que florecen silencios
a la orilla de las olas?

¿Debo, acaso,
alimentar las ilusiones
de los ciudadanos
que cogen
al descuido el tranvía
para ir a la vida
a recibir latigazos
de injusticia?

¿Debo seguir
estrujando este manantial
para honrar la memoria
de los poetas
que murieron olvidados
por la madrastra cruel
que un día quizás
pensaron que era una patria?

Quizás no sirva de nada
puede que haya llegado
sin darme cuenta,
el tiempo de sentarse
a mirar desde algún banco,
de sentir que ya anochece
sobre las vanidades,
de intuir que se está
bien a la sombra,
al resguardo de este
sol inclemente
de un verano que no cesa,
de ese pavor
que suele aparecer
a media tarde
por las escombreras
donde alguien arrojó 
desde hace tiempo,
junto a un verso oxidado
el corazón que ya
no le latía ni siquiera
por la rutina de la tristeza.








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