Por ese mero hecho
de ser un hombre,
que nadie se atreva
de ser un hombre,
que nadie se atreva
a pedirme
que deje yo de ser
un ser humano.
Humanamente frágil,
que deje yo de ser
un ser humano.
Humanamente frágil,
es evidente
humanamente libre
humanamente libre
o al menos vivir
para ese intento.
Humanamente paradójico,
Humanamente paradójico,
como al fin y al cabo
todos lo somos.
Que nadie me pida
dejar de tener
dejar de tener
yo mis amores:
Una niña grande,
otra muy pequeñita
y a esa mujer
a la que quiero.
Y a los niños,
los paisajes de mi tierra,
Y a los niños,
los paisajes de mi tierra,
la gente humilde
los gatos de mirada tierna,
los libros, un poema,
los recuerdos, un abrazo,
esa canción eterna,
las películas que siempre
los gatos de mirada tierna,
los libros, un poema,
los recuerdos, un abrazo,
esa canción eterna,
las películas que siempre
me sorprenden
a pesar de haberlas visto
cincuenta y cuatro veces,
la tarde recogida
la tarde recogida
bajo la luz explosionada,
el dolor de Palestina
el dolor de Palestina
y tantos pueblos sometidos,
aquellas calles sin asfaltar
aquellas calles sin asfaltar
del viejo barrio
donde corría un niño...
Por estos sencillos quereres
a nadie puedo permitirle
que ponga piedras
en esta honda
cavidad del pecho
donde siento lo que amo.
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