sábado, 13 de septiembre de 2014

EL PASEO





Paseamos los tres
las calles del Médano
próximas al mar
mientras el sol depura
los últimos rayos
de una calurosa tarde.
Tengo la inmensa suerte
de estar ahí
donde la vida afirma
que la felicidad
puede ser algo
extremadamente sencillo,
de camino al menú
de la media tarde
donde una sombra
equivale al frescor
tan necesario en verano.
Por eso nos sentamos
en nuestro
lugar preferido
a tomar una cerveza
con nuestra hija
en los brazos
y es como recordar
a los que nos rodean
lo que realmente vale
en la encrucijada
de la existencia.
Es hoy aquí, en El Médano,
pero quién sabe
dónde será el mañana,
de lo que estoy seguro
es de que siempre
residirá en el corazón.





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