miércoles, 13 de agosto de 2014

LA NIÑA DUERME






La araña de sus pesadillas
aún no ha tenido tiempo
para recibir un nombre
y es condenada al exilio,
el azar en su mirada
es algo pequeñito e indefenso
que jamás debería ser
lastimada por los monstruos
que en olor a humanidad
deambulan buscando
víctimas por el mundo.
Nada hay que se asemeje
a la ternura que desprende
sus sonrisa desdentada
en un vasto homenaje a la vida.
Tras los barrotes de su cuna
se abraza al sueño donde
en poco tiempo habrán maravillas
que su padre sabrá narrarle
y está siempre presente
una madre que sabe amar
con la dulzura del corazón
que descubre la belleza
de la primera claridad del día.



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