viernes, 11 de julio de 2014

TIEMPOS DUROS




Qué duro se hace atrapar
el humo despoblado,
ahuyentar los fantasmas
diseminados en las calles,
acallar a los testigos
del agrio territorio
que se construye en estos días
escuchar a alguien gritar
que el sueño es una trampa
semejante a la muerte.

No hay manera de auscultar
el corazón de la tierra
ni sujetar las hélices del viento
que huele a quemazón,
a verano con piel de catapulta
en los ataúdes del hambre
pues la soledad esgrime
con crueldad sus sables
ateridos de inclemencia.

Qué difícil se hace entender
los derechos perdidos,
los papeles secretos,
la desdentada hambre
el latido impreciso
de los viejos relojes
arrumbados en el seísmo
que despertó a los volcanes
y nos ha cubierto la piel
con su lávica mortaja
de esperanzas rotas.

Como bien dice Aute,
todos estamos
al albur de la intemperie...




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