viernes, 4 de julio de 2014

EN LA LUNA





Recuerdo a mi madre
comentando que siempre
solía andar yo por la luna,
y he de reconocer
que algo de razón tenía
porque aún sigo trepando
a ese balcón privilegiado
para observar al mundo.
Desde allí puedo encuadrar
el carnaval en Tenerife
y llorar en soledad
las ruinas de la guerra
inextinguible en Oriente Medio,
puedo disfrutar el crepúsculo
sobre las islas que amo,
perseguir el destello de unos ojos,
el aleteo de una mariposa,
las reverberaciones acústicas
de los mensajes de paz
y puedo, especialmente,
contemplar el privilegiado
espectáculo de tu cuerpo
tumbado sobre la cama
amamantando a nuestra hija.







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