sábado, 19 de julio de 2014

ALUMBRANDO





No podemos permitir
que sólo nos quede el silencio,
porque si no pones
tu granito de arena
nunca cambiará
el fondo de las cosas,
ni las almas, ni las luces,
ni el núcleo acuoso
de la alquimia retorcida
que revienta en oscuro
los días de la gente,
en la inercia disgregada
por los siglos de los siglos
de la opresión y la nada.
Así que nadie calle ahora
la fricción de las voces,
ni el trueque de las lenguas,
que se perforen los tímpanos
mientras se disipan las nubes
y ya no haya más que una
solidaridad imperecedera
entre las manos, los cuerpos,
y las sonrisas que caen
como soles alumbrando
los ojos de los que imploran. 





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