miércoles, 25 de junio de 2014

TODO LO TENGO




Adentrarse en el socavón perpetuo
de las manos que velan por mí
a fuerza de sentimientos,
desenmascarar sus particularidades
y entre tanta desnudez abrazarla
a la hora que sea y que todos lo sepan.
Disfrutar como siempre cuando
el placer asoma en sus ojos,
rotundo y evanescente como un aparecido.
No siempre el amor muestra su enojo
si queremos llamarlo de puntillas,
ven, ven y casi nos morimos juntos
si mi carne en su carne se abrasa
y se desgañitan, no muy lejos,
los dioses de la dicha cristalizada.
Para su alegría basta una certeza,
una modulación de voz
que no se advierta apenas
cuando pronuncia te quiero,
una gota de sudor que, en ocasiones,
el cuerpo sabe embrutecer
tan bien como ninguno.
Para su calamidad, en cambio,
es suficiente la noche que nos adormece
sin antes haber pronunciado
ven porque tu boca se ha acabado
y ahí fuera, en medio de los jardines,
hace un relente riguroso.
Pienso en ella y ya no tengo prisa,
porque hacerlo es darme cuenta
de que todo lo tengo conmigo…





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