miércoles, 18 de junio de 2014

SESIÓN DE FOTOS





El timbre suena muy tenue. Él abre la puerta, le franquea la entrada y la saluda. Deja el bolso y el abrigo en un colgador granate. Sabe lo que hay que hacer, enfila el pasillo que huele a un poco a humedad sintiendo una mirada acerada clavada en la espalda repasando cada una de sus curvas.
Entra en la habitación. La luz tiene un tono amarillento y al fondo hay un sillón antiguo, una pequeña mesa, una enorme sombrilla negra, un trípode y una sábana blanca que hace las veces de telón. Mientras se quita los zapatos piensa que el estudio no tiene mucha pinta de profesional y observa como él prepara la máquina y cómo la mira a su vez a través del visor, enfoca, ajusta el obturador y el diafragma. Deja el vestido en el butacón y se tumba en la mesa. Por momentos siente algo de frío... Ninguno de los dos habla y ambos saben lo que deben hacer.

Suena el primer clic, y de fondo hay una respiración descompasada. Ella ya se imagina lo qué el fotógrafo necesita en cada momento. Abre las piernas e inclina la cabeza hacia atrás, agitando la melena sobre la madera. Él se agachará, muy próximo, enfocando el pubis y el disparador no para de sonar, cada vez más rápidamente

La mujer sabe que está excitado. Pero no tiene piedad y el sujetador vuela hasta caer sobre el asiento del sillón. Reproduce sobre la mesa y luego directamente en el suelo las escenas aprendidas en las revistas y las películas. Casi siempre son las mismas, pero no importa porque a él no parece importarle y se estremece igual. ¡Clic, clic! Se mueve inquieto y se escucha su respiración entrecortada. Abre y cierra las aletas de la nariz con rapidez. ¡Clic!, clic, clic! el sonido se repite decenas de veces. Se acerca, se aleja, se acerca de nuevo sin dejar de mirar a través del visor. Haciendo hincapié en los pezones de ella erguidos por el frío, sobre sus nalgas redondeadas, en su boca entreabierta como promesa de una sensualidad sin límites...

Ya está acabando la sesión y el artista suplica un paréntesis para revelar las fotos porque hay que asegurarse de que hayan salido bien. Ella sonríe y asiente. Siempre ha sabido que la cámara no lleva carrete y está muy segura de lo que vendrá a continuación...






No hay comentarios: