viernes, 20 de junio de 2014

LA TABERNA





Entró en la taberna
esperanzado
por el mensaje que leyó
en la puerta,
decía algo así como
que en aquél lugar
las penas entraban
para exiliarse...
Y bebió durante mucho
tiempo sin conseguirlo,
hasta que decidió irse
lúcidamente convencido
de que una borrachera
es sólo la efímera
frontera del olvido.
Y de nuevo hubo de morder
la rabia del silencio,
otra vez habría de ensayar
la máscara de la vida
una vez más las sonrisas
le desgarrarían
las paredes de la razón
dejando a la intemperie
la realidad del día a día:
Las arrugas del alcohol
sólo sirven para alisar
fugazmente el horizonte

de los hogares muertos.



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