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El fulgor de cada circunstancia
no es luz que se propaga
para iluminar nuestra conciencia
como el aura sólo se muestra
en torno a un objeto o cuerpo,
por lo tanto es inútil todo esfuerzo
de entresacarle algo racional
a lo que sólo a su raíz pertenece.
Suspendido el aire y quebrado,
Suspendido el aire y quebrado,
lo que ocurre se reencarna
de pura invención o mentida irrealidad
y así la cadena se descompone
como si cada una de las densas
imágenes de palabra, sonido y materia
no acertaran a componer
la deseada coreografía, la figura principal
y dejaran al azar todo intento
de explicación razonada,
como asumiendo que no hay tal cosa,
que esa raíz queda apenas atisbada
y se retuerce y bastardea
según quien se atreve a tocarla
y secreto ha de quedarse
por su oscuro centro indeseable.
Otra será la cosa que nos dé a entender
Otra será la cosa que nos dé a entender
la cohorte de iniciados repitiendo lemas
en las cambiantes horas, los vaivenes,
la ceniza oculta que ha de acabar
en las mazmorras de lo incomprensible.
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