Tal vez, Noche,
no me necesitabas,
de la vorágine vital
fui lanzado a tu orilla
como una concha
de la vorágine vital
fui lanzado a tu orilla
como una concha
vacía de perlas.
Indiferente, seguiste
Indiferente, seguiste
espumando las olas
pero yo supe
pero yo supe
que en algún momento
la luna rotundamente
la luna rotundamente
iba a contradecir
la supuesta inutilidad
la supuesta inutilidad
con que me bautizaste.
Y que el interior
Y que el interior
de esa frágil concha,
como en la casa
como en la casa
de un corazón vacío,
acabaría llena
acabaría llena
con murmullos de espuma
y luminarias de sol
construyendo un tesoro
construyendo un tesoro
en las antípodas
del poder de tus sombras.
En esta etapa
estoy ahora, noche,
y me siento feliz por ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario