miércoles, 2 de abril de 2014

MORIR Y NACER




Morir es fácil,
el alma sale del cuerpo
olvidado ya el dolor
y, a la par se presagia
el primer paseo en bicicleta,
el primer beso de amor
y ver nacer a una hija.
Todo es simultáneo,
pues en ese trance
no existe el concepto
tradicional del tiempo.
Que nadie llore
un fallecimiento
porque significa el regreso
al hogar común
de dónde todos procedemos.
Alguien incluso podría
escribir estas letras
mientras el milagro se produce
para mostrar su asombro
por el fuego que inventó
el más sabio de la tribu
y la alegría que significa
la llegada del alimento
que contribuirá
a la vertebración del clan.
Estar muerto es sólo un paso
de limpieza espiritual
para volver a existir
sin los lastres de antes.
El final es un mecanismo
de forzosa renovación,
donde simultáneamente
eres cadáver que no se va
y recién nacido que llega

para reemprender el viaje.




No hay comentarios: