lunes, 7 de abril de 2014

ESCRIBIDOR




Uno quisiera escucharse
elevando gritos
de reclamo al miedo,
a los mitos, a los dioses,
al status quo, al sistema
que engulle a quien
no coincida con su marcha.
A uno se le antoja
en bastantes ocasiones
decir de los oprobios,
de las inequidades,
y no necesariamente
de la justicia porque
es un concepto prostituido,
sino de las formas sociales
que contravienen
y ahondan en lo que pasa.
Pero el corazón en el tiempo
se nos antoja pequeño,
las palabras por decir
se vuelven aguacero
y las no dichas acaban
en las alcantarillas del silencio
donde nada se dice
ni mucho menos se objeta.
A uno entonces no le queda
sino enfilar hacia dentro,
a ese íntimo universo,
en el cual las injusticias  
prorrumpen desde el trazo
que apunta el escribidor
para bajar la presión...

y que un día, no explote.






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