Desnúdate. Mírate,
escarba en tu interior
hasta llegar a aguas
diáfanas y sosegadas,
hasta que no exista nada
excepto el yo y su reflejo.
Enfréntate a lo que eres,
déjate caer por tus córneas
con suaves cascadas,
intenta ser tú mismo
y dejar a un lado
por un instante
tu disfraz de alguien
para llegar a ser
lo que realmente eres.
Es muy posible
que temas descubrirte
porque aunque aseguras
conocerte, sin embargo
es más sencilla la huida...
¿Distingues esa cara
al otro lado del espejo?
Claro que eres imperfecto,
comenzaste a agonizar
en el momento de nacer
y antes de la despedida
deberías recoger
las porciones de tu vida
y escurrirlas
en el embudo de la mente
para comprobar el resultado.
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