miércoles, 8 de enero de 2014

UNA LLAMA



La imagen de una llama
lleva implícita la poesía,
todo soñador de llama
es un poeta en potencia,
porque está en estado
de sueño originario.
Todo sueño ante la llama
es un sueño de asombro,
ese extrañamiento primero
nos llega enraizado
desde nuestro más
lejano y profundo pasado.
Tenemos para la llama
una natural admiración,
algo inexplicable e innato,
nos produce una acentuación
del placer de ver más allá
de lo siempre visto.
Nos obliga a mirar,
tenemos mil recuerdos de ella,
soñamos toda la personalidad
de una remota memoria
forma parte de un ancestro común
donde todo el mundo se recuerda.
El soñador vive en un pasado
que ya no es únicamente el suyo,
es el pasado de los primeros
fuegos que los seres humanos

custodiamos para sobrevivir.




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