jueves, 9 de enero de 2014

SORDERAS



Tanto tiempo rumiando
ideologías en solitario,
haciendo hincapié
en las mínimas fronteras
del pensamiento
que nos separan,
que nos hemos vuelto
pelotones de sordos
pregonando ideas
que hoy más que nunca
deberían ser escuchadas,
pero que al mismo tiempo
deberían limpiarse
los tapones de los oídos
para aunar mensajes,
sueños, expectaciones
y construir una alternativa.
Mientras tanto,
el germen del fascismo
sigue creciendo encantado
con nuestra sordera:
ellos sí que se escuchan,
tienen claro sus objetivos,
toleran sus extremismos,
no se acechan ni se cuestionan.
Son como su idea de la patria,
sólida e inquebrantable.
En cambio, que triste
es contemplarnos
a nosotros, con el dedo
acusador siempre afilado,
por eso ganan de momento
los que nos hambrean.
Va a resultar difícil
con estas orejas deformes
proyectar el plano

que nos lleve a la victoria...




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