Vivir el hechizo natural
que existe en estas playas,
desde La Pelada a La Roja,
ser parte del viento
respirar su gusto a mar
con la fruición del converso.
Cada día sumar serenidades
que resonarán siempre
sobre paseos de atardecer
perros dibujando sonrisas
niños que corretean
sus contentas travesuras
gente conversando
en toda clase de acentos
idiomas y lenguas.
Familias, cantos, vecindades,
rituales simples de la risa,
pasos con nombres en la arena.
El sol y el jadeo del aire
cogidos de la mano
compartiendo sus secretos
e invitando a disfrutar
de las cosas simples
que bordan la existencia.
Plazas donde bulle la vida
gestos en las nubes
atardeceres llameantes
dunas fosilizadas
en los tiempos del encanto
bramidos de las olas devorándose...
Rituales de una belleza
reinventada en El Médano,
aquí son todos bienvenidos.
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