Existir en contradicción
con lo que socialmente
está bien considerado,
recrearse en una esencial
escisión con lo que supone
la dictadura de los años.
Existir en calor y en frío,
en un desdoblamiento
que pueda arrancar
lo mejor de uno mismo.
Existir no permitiendo
entrar como un botón
en el ojal de la fiebre
y los reproches.
Existir como un guante,
cuando uno cae
y al levantarnos,
muriendo y renaciendo
en cada instante,
zanjando tinieblas
en la determinación
de que el azar no existe.
Existir apurando quimeras,
agradecer los fracasos
porque nunca lo fueron
y los errores, porque no existieron.
Existir en la nostalgia del antes
y la propensión al después,
en lo que no somos,
en lo que incineramos,
torciendo el curso de la memoria.
Existir creando un lugar
propio en este mundo,
asumiendo que lo demás
es historia arrojada al fuego.
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