Llena la vida de silencio,
pero jamás de obediencia ciega.
Que se les desangren en la boca
esos mensajes repletos de falacias
de los se encargan de administrar
la derrota colectiva posterior
a los engaños electorales.
Y además, deberías hacer algo
para que se ahoguen todos:
azules violentos, rosas adulteradas,
burdos sindicales infectados,
mercenarios de la solidaridad
y sotanas corrompidas.
Que se ahoguen en su basura
de leyes y morales tóxicas,
en sus mentiras de samaritanos
yonquis del poder.
Llena tu vida y tus días
con la rabia acumulada
para hacer estallar tu respuesta
cuando nos ofrezcan sus calendarios
llenos de trampas, pobreza y azufre.
Pero después vístete
con las flores más hermosas
con los más grandes ideales,
con la excelencia de la música
y celebra el final de los días errados,
el cese del sufrimiento gobernado
con el extravío y la frialdad.
Y cuando llegue ese momento,
ahíta la vida de risas y bosques,
será la hora de volver a empezar
como si nada terrible hubiera
ocurrido sobre esta existencia
donde ahora nos asfixiamos.
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