jueves, 7 de noviembre de 2013

ALTERNATIVA



En 1928, Herbert Clark Hoover fue elegido Presidente de Estados Unidos y en uno de sus primeros discursos se dirigió a un grupo de magnates y publicistas para decirles: “Tenéis la labor de crear el deseo y transformar a la gente en máquinas de felicidad en constante movimiento, máquinas clave para el progreso económico”. El objetivo era estimular la irracionalidad del ser humano para que consumiera sin parar aunque en ello le fuera su ruina o endeudarse de por vida. Nuestra naturaleza superior debía ser sustituida por una especie de virus sicológico tremendamente efectivo: ‘el yo irracional’ creado a la mayor gloria de los que nos explotan: Ese que nos impele a votar por principio a los que se suceden intermitente en el gobierno, comprar lo que no necesitamos, invertir en lo que nos presentan como una ganga o conformarnos con unas palmaditas en el lomo tras una injusticia flagrante, un despido, un desahucio o un régimen cruel y despiadado. Ese que nos hace optar por agradecer la caridad de unas migajas en lugar de la dignidad y la justicia: O lo que es lo mismo, Capitalismo en estado puro.

Una vez inoculado el virus a través de los medios de comunicación, no faltaron gobernantes y banqueros que le dieran su pan de cada día. Y siguen ahí, porque el sistema genera mecanismos para renovarse constantemente. Son los ventajistas, los psicópatas sociales, los inventores de crisis y guerras. Lo dominan y manipulan todo, deciden las formas de gobierno que más les interesa en cada lugar, nos despojan de soberanía económica, eligen a los líderes de nuestros principales partidos y a los que se sientan en los consejos de administración de industrias y entidades financieras.

Si nos enfrentamos a ellos, lo más probable es que perdamos porque tienen todos los resortes del poder y los ejecutan sin ningún tipo de cargo de conciencia... Sólo tenemos una posibilidad entre un millón para superar este estado real de las cosas y está en nuestro interior, es esa naturaleza superior que nos secuestraron: Hay que poner en solfa lo que nos dicen desde las tribunas y los púlpitos, no creerse nada por principio, analizar lo que deseamos para nuestra vida y para el conjunto de los que nos rodean y cómo conseguirlo, huir del borreguismo, escuchar las voces de la calle y, por encima de todo, enarbolar las banderas de la dignidad, el derecho, la razón y la búsqueda de la felicidad para nosotros y para los demás.


Hay que olvidarse de las tiranías del tiempo, porque juega a favor de los que nos dominan. Si en los temas sociales pensamos en el mañana más cercano como meta, habremos perdido la partida y abandonaremos casi antes de comenzar. He aquí el razonamiento: Es muy probable que yo no disfrute lo que pretendo conseguir, pero estoy contribuyendo a sentar las bases para que lo puedan aprovechar las generaciones futuras. Lo que tenemos hoy se consiguió gracias a la generosa entrega de los que nos precedieron, gentes que tuvieron una visión del mundo parecida a la que estamos comentando. Lo que conseguimos para todos va en nuestro beneficio, el naufragio de nuestra sociedad nos obliga a un cambio de paradigma y no puede ser otro que ponernos en marcha para hacer lo que no se espera que hagamos porque parece que, salvo una minoría, nos han domesticado para siempre. No hay meta, es el camino, como dijo Pedro Guerra en su canción, hay otra forma de sentir, pero para ello tenemos encender la luz del vivir... Y espero que perdonen que me haya puesto transcendente.


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