miércoles, 11 de septiembre de 2013

ANILLO




Cuidaré tu boca celeste,
y auguro que mis besos
lloverán sobre tus labios
uno a uno como una hilera
que cae a cuentagotas
cuando la lluvia empieza.
Prometo salvaguardar
con mimo la piel de tu cara
para que siga cediendo
al contacto con mis dedos
y tenga el placer de modelar
un rostro idéntico al tuyo
al amanecer de cada día.
Cuidaré también tus ojos
de enternecedora mirada
que tan felizmente saben
transmitir el gozo del silencio
que abrasa como una llama.
Mantendré a salvo tu garganta
donde la vida se anuda
como un fruto maduro
que concibe el paraíso
cuando emite sonidos
que circulan por tu voz
cargada de electricidad
cuando dices que me quieres.
Defenderé tus manos
capaces de componer
hermosura en mi alma,
manos que enseñan
a saber que la unidad
pueden ser dos si aman.
Guareceré tus pechos
tibio paisaje escogido
en el hueco de mi mano
con botones de milagro
donde se abrocha la vida
cuando se siente ebria
de puro júbilo y frescor.
Mimaré tu vientre
de llanura nacida del caos,
cuna de la noche desesperada
remolino de una rendición
sembrado de trigo palpitante
donde aún se estremecen
las convulsiones de la tierra...
Abrigaré tu sexo irresistible
triángulo de flor nacida
antes de cualquier tiempo,
abierto cual semilla al mundo,
magia de sabor embrujado,
crisol de la vida y la muerte...
Intentaré también ser para ti
fuente de sosegada convivencia
para que nada te cueste tanto
como dar la espalda a tu sonrisa,
convertido el hogar que nos acoge
en un reducto donde la paz
se respire en cada jornada.
Procuraré encender
cada fragmento de tu vida
y trocarlos en farolillos de papel
que flotarán en la noche
alumbrándome la existencia
los días que me queden de vida:
Ese es el anillo que pretendo

poner mañana en tu dedo.




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