martes, 13 de agosto de 2013

UN PAÍS



La realidad de un país
donde se creó una deuda
con dinero ficticio
para cobrarla luego
en salarios de miseria.
El escenario de un país
cuya Ley Fundamental
fue transformada
para anteponer los intereses
de la élite financiera
a los derechos de sus habitantes.
La vergüenza de un país
de siervos adormecidos
por la banalidad del día a día
que indefectiblemente le lleva
a la eutanasia social.
La ignominia de un país
que sólo podrá salvarse
si toma conciencia
de su propia podredumbre
como paso inexcusable
que propicie la salvación.
La esperanza de un país
donde habrá que deshacer
muchas substancias
e izar desde los escombros
una torre tan alta
como una vez creímos ser,
limpia de odio, eterna,
y religada un sentimiento

de solidaridad humana.


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