viernes, 23 de agosto de 2013

TODO




No hay perfección
en nosotros,
en realidad somos
supervivientes de una vida
que nos llevó por derroteros
que ni siquiera pensamos
que existirían,
fragmentos de cristales
que han sobrevivido
a las tormentas,
trocitos de vidrio
adheridos a rotos tragaluces.
Llevamos rajas en el alma,
llagas dolorosas
de bastantes cicatrices.
Somos depositarios
de nuestros fracasos,
relojes machacados
cerraduras sin llave
y torcidas chinchetas.
Claro que somos compradores
de insólitos sueños
y algunos deseos
que no nos diferencian
de los que nos rodean,
como la salud, los días felices,
la amistad, los reinos de taifas
y las falsas promesas.
Es verdad que somos
supervivientes de plazos
a punto de vencer,
segmentos de un plano,
cilindros en un eje
que consigue movernos
a capricho propio,
puntos suspensivos
que se extienden
más allá del horizonte.
Cierto que somos
fracciones de una existencia
que la mar de las veces
es una losa tan pesada
que parece aplastarnos 
y a cambio pretende
vendernos felicidad
a un precio imposible...
Pero aquí estamos,
dispuestos a no perder
la ilusión que significa
habernos encontrado.
Y eso ni se compra ni se vende

porque lo significa todo.



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