La república y el ateísmo
constituyen dos fundamentos
donde se sustenta
mi manera de entender
la justicia social,
pero no me entiendan mal:
también soy defensor
de los reyes y los dioses.
Jamás he pretendido
que desaparezcan,
prefiero conservarlos
siempre vivos en el mundo
de los cuentos y los mitos,
deben ser defendidos
de los efectos de lo real
para preservar el germen
de su belleza simbólica
en tantas leyendas
donde son protagonistas.
en tantas leyendas
donde son protagonistas.
No hay que confundir
ambos universos
porque monarquía y religión
han sido realmente
el muro de contención
que ha puesto obstáculos
a la libertad de los pueblos
por su negativa a cambiar
su legitimidad tramposa
por otra sustentada
en una identidad social
igualitaria para todos.
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