lunes, 19 de agosto de 2013

EL CAMINO



Hay que encontrar el camino,
quebrar la tinta y las navajas
que destilan sombras
para arrancarnos este olor
que nos vuelca
y nos hiere el alba marchita
de no sabernos amanecidos
por estar semimuertos.

Porque lo que tenemos hoy
son siglos de ser nada,
entre recuerdos de vientres
y huesos fusilados
vivimos sobre una espera
donde las estatuas nombran
sólo a los enemigos,
y nos empujan a su tacto
rugoso en tanta cal
de injusticias repetidas.

Porque entre la flor de sangre
que nos han engendrado
sabemos que hay otros
mundos e intersticios,
en el estático clamor
que nos revienta las gargantas
tras el temblor de unas manos
ahora mismo tan dispersas
que nos rompen posibilidades
sobre el humo que aquí arde…

Porque bajo el ojo de una piel
que escupe versos
sobre el pecho, bajo el sexo
y el paso quebrados,
corre mi alma esquiva
hacia ese lugar donde sepamos
que los espejos braman libertades
con telúricas sonrisas,
mientras los años silban
en sus ecos sepulcrales

sobre el dolor de las pupilas
que hoy miran al vacío.



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