Ayer mientras
cenábamos
de tus labios manaba una sonrisa
al escucharme decir
que eras lo mejor de la vida...
Hoy por las calles
seguirá latiendo con fuerza
el corazón de la pobreza
y respirando el airado sufrimiento
de los que desayunan despidos
o desalojos a la fuerza...
Mañana las promesas de los bancos
romperán como flamantes ejércitos
las vidas de un montón
de ciudadanos indefensos
en las trincheras de la economía.
Pasado mañana los estruendos
de la dinamita quizás interrumpan
el discurso de un Presidente
que refugiado tras el plasma
le recite a los tiburones del fascismo...
Incluso ayer mientras cenábamos
en las desmedidas curvas de la bolsa
los especuladores jugaban
a excitarse con nuestras maltrechas
esperanzas sociales...
Por todo eso celebro cada día
tu presencia salvadora
en este mundo interior
de dos al unísono, porque
sé que en cualquier momento
de locura o de ternura
existirá ese silencio extraordinario
en que me iluminarás con tu sonrisa
o llegará enloquecido el milagro
que se revuelve entre tus piernas
para dejar allí versos húmedos
que te penetren de adjetivos...
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