miércoles, 24 de julio de 2013

COMPARTIR VIDA


El hombre ha olvidado
mirar a lo lejano
y lo invisible,
dando por hecho
que lo que está
en el horizonte
no habita también
nuestro interior.
Mirar al otro lado
de la vida,
es precisamente
lo que la hace vivible.
Para ver lo lejano
hay que caer
en lo más hondo,
donde los objetos
pierden su forma,
su valor y su precio.
¿Para qué si no
los pies?
Por qué si no
las alas?
Compartir con el ser
más famélico
la misma melancolía,
el mismo abismo
que se abre en el alma:
no hay mejor razón
para sentir orgullo

de uno mismo. 



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