martes, 2 de julio de 2013

APRENDIZAJE



Aprendimos
la interioridad
de una relación,
finitud tangible
que rebosa
en nuestras manos.

Aprendimos
a admirar
las cosas simples
con el regocijo
que se esconde
tras lo armonizado.

Y cada jornada
al despertar,
sentimos siempre
su liviandad
en el corazón
cuando nos damos
los buenos días.

De esta
sencilla manera
limpiamos el alma
de las miserias
que socavan

el resto del mundo.


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