Luce radiante el chalet
que construyen
en la esquina, parece
que están acabando
definitivamente el trabajo.
A los obreros
sólo les queda completar
el muro de celosías
que la rodea,
rematado en lo alto
con un surtido
de cristales rotos
que podrían hacer
mucho daño al hombre
que intentase
saltar por encima.
Luego supongo
que instalarán alarmas
y quizás algún sistema
de vigilancia,
para que en conjunto
sea una obra maestra
acorde con los tiempos:
alejará a la chusma,
a los vagabundos,
a los hambrientos
y a los seres humanos
que busquen un sitio
donde sean aceptados
como iguales.
A través de las celosías
y por encima
de la amenaza del vidrio
no pasará nadie,
excepto la Muerte,
la lluvia y falsa
sensación de seguridad
que necesita
el que lo tiene todo
para sentirse a salvo.
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