lunes, 13 de mayo de 2013

RUPTURA



La niña acaba de llegar del colegio y, como todas las tardes, sube corriendo para jugar con la casa de muñecas que tanto le gusta. Pero al primer golpe de vista se da cuenta de que algo no va bien, pues se lo encuentra todo patas arriba: Muebles desordenados, sillas volcadas, papeles y libros  desperdigados... Y jarrones, marcos de fotos y figuritas de porcelana hechas añicos en el suelo.
Tanto es así, que a la cocina prefiere ni asomarse siquiera, no podría soportarlo. En un acto de clarividencia y llena de aprensión, abre la puerta del armario de la entrada. Es lo que se temía: falta el pack completo de maletas que consiguió en las últimas rebajas. Para más inri tampoco logra encontrar entre la marabunta de la casa el ordenador portátil, la colección de vinilos y el cepillo de dientes azul.
Un suave murmullo procedente del dormitorio principal la llena de congoja, se acerca despacio y al asomarse encuentra a la muñeca rubia ahogando su  llanto bajo la almohada. La niña decide que es mejor no molestarla porque definitivamente no es momento para juegos y se marcha de puntillas, procurando no hacer ruido.
Ya le preguntará mañana sobre lo ocurrido, aunque no se necesita ser muy lista para imaginarlo...


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