viernes, 31 de mayo de 2013

RESTOS PERDIDOS



Reaparecen los muertos
en los rostros de los vivos
con cada nueva afrenta:
las arrugas de una sonrisa
quedan convertidas
en un perfil enardecido,
la impaciencia antigua,
el dolor individual y colectivo,
a veces un suspiro aliviado
que intenta sobrevivir
a un dolor tan envejecido.
Desde las tapias, los márgenes
de los caminos y las fosas
sube una niebla espesa
que aturde las gargantas
y desdibuja la transparencia
del tiempo transcurrido.
Casi puede engañar,
fingir que no sabe dónde ni cuándo
se representó una historia
que no parece tener final.
Y aunque sea otro tiempo
no hay que perder la esperanza
de que a partir de mañana
tendremos la ocasión

de encontrar los restos perdidos...

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